Ayer tuve mi última observación. En este caso fue la tercera sesión que me correspondía con mi compañera Paz.
Como ya comenté anteriormente, en el centro seguimos un programa de tutorías individualizadas del que ambas formamos parte. Durante esta sesión, Paz se reunió con su alumno tutorizado para hablar de su esfuerzo, comportamiento, rendimiento y resultados.
A pesar de que en la última sesión que les observé, Paz se encargó de darle todas las pautas necesarias para ayudarle con su organización del tiempo de estudio y le instó a centrarse en las asignaturas que él considerara más asequibles, el alumno se mostró completamente pasivo, obteniendo un resultado negativo en casi la totalidad de las materias.
Mi compañera le anima a analizar la situación y buscar el motivo de su bajo rendimiento. Juntos explorar todas las posibilidades tanto en el centro como en casa. El alumno alega no tener motivación ninguna. Paz le propone que juntos busquen otro tipo de estudios a los que pueda dedicarse que le gusten más para que le resulte más fácil ponerse a ello.
El alumno tiende a cerrarse en banda. En todo momento comenta que con él no sirven los castigos en casa, ni nada por el estilo, ya que él hace lo que quiere igualmente. Esta falta de autoridad en casa se refleja en el aula diariamente, donde el alumno se muestra continuamente despreocupado, y sin prestar atención ni entregar las tareas propuestas.
Como a estas alturas de curso, teniendo en cuenta que él no quiere colaborar, es muy difícil que consiga aprobar todas las asignaturas, Paz y él realizan una lista más objetiva de aquellas en que, trabajando un poco día a día podría conseguir superar a final de curso. De esta manera, no teniendo toda la presión sobre él, quizás se muestre más animado a intentarlo.
La conducta de este alumno en el aula suele ser bastante disruptiva. Por lo general, habla mucho con los compañeros y encuentra excusas para no estar realizando lo que se le pide. Me gusta mucho la manera en la que Paz dialoga con él, buscando siempre el consenso y haciéndole responsable de sus actos para que sea consciente de que tanto lo bueno como lo malo que pueda ocurrir depende por entero de él. No obstante, en todo momento le indica que los profesores estaremos dispuestos a ayudarle en lo que necesite y que queremos que tire adelante, ya que capacidad ha demostrado más que de sobra.
Esta clase de tutorías de orientación con los alumnos, me dan pistas de cómo tratar y dirigirme a alumnos que en el aula no se encuentran motivados. He aprendido cómo tienden a funcionar de manera más óptima cuando se les establecen objetivos pequeños que pueden conseguir a corto plazo. Además, me parece particularmente útil el tipo de lenguaje usado durante la sesión, en la que se le trata con madurez y se le otorgan responsabilidades, de forma que el alumno entienda que lograr los objetivos está de su mano.
Paula M. Pastor
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